domingo, 24 de noviembre de 2013

Triple o mitad: las reglas de lo hiperreal

La muestra de Mueck ofrece y esconde rastros de vida. Quita el aire la "máscara" con la que uno se encuentra al entrar. Dicha máscara (hasta se ve que es hueca  y está en una escala que triplica el tamaño humano) pero esos poros son de piel humana, cada pelo de la barba forma una barba humana. Hace perder el norte del razonamiento porque sabemos que no es verdad, pero no nos podemos mover porque debemos esperar por regla tácita que abra los ojos y respire.

Del conjunto de las 9 obras expuestas todas sorprenden, algunas dejan perplejo: el hombre del bote está desnudo y tiene una exraña expresión (cabeza ladeada) de quien busca algo más allá de donde la vista permite ver, aunque no haya nada. Si el bebé que lleva la mujer en canguro es de ella, ella está recién parida. No debería llevar las dos enormes bolsas de plástico con las compras. Ella está a punto de llorar. O de darse cuenta de que su vida no puede seguir así. El muchacho negro mira con sorpresa que el puntazo de navaja que le dieron en el costado. Tiene la camiseta manchada de sangre, ahora ve la herida abierta. La pareja de ancianos se acomoda bajo  lo que creemos la sombra mínima de una sombrilla (¿él estará enfermo y será el último verano juntos?). Desde atrás se ve que la agarra cariñosamente de un brazo. Una mujer desnuda carga inútilmente un fardo de ramas que la duplica en tamaño (y ella tiene un tercio de nuestra altura) pero se ve claramente cada arañazo de las ramas en el abdomen, los muslos, los antebrazos. Una pareja de novios muy jóvenes: él parece acercarse confidencialmente; ella parece recostarse en él. Al mirar el conjunto desde atrás, vemos cómo él la obliga a la cercanía sujetándola de un brazo.

Todas las obras escapan a la escala humana, con la que plantean la apuesta de doble o mitad. Pero son humanamente hiperreales. La perfección de cada detalle copiado hasta la confusión del esto no puede no ser real. La segunda sorpresa, dado que cada personaje lleva su historia en la cara pero se ahorra las respuestas, es la pregunta que siembra: ¿por qué está sucediendo esto? Si bien esta forma de copia obsesiva de la realidad desconcierta con el uso de la escala, gana su mayor efecto de realidad en las historias que cada obra presenta.

Son fotos de las que circulan en internet. No se puede usar la cámara en Proa.


viernes, 15 de noviembre de 2013

Acerca de la estrechez del lenguaje

“Según mi experiencia, las emociones no pueden describirse con una sola palabra. Tristeza, alegría, remordimiento, esos términos no me dicen nada. La mejor prueba de que el lenguaje es patriarcal quizá sea que simplifica demasiado los sentimientos. Me gustaría tener a mi disposición emociones híbridas, complejas, construcciones germánicas encadenadas, como  la felicidad presente en la desgracia. O esta otra: la decepción de acostarse con las propias fantasías. Me gustaría mostrar la relación entre el presentimiento de la muerte suscitado por los ancianos de la familia y el odio por los espejos que se inicia en la madurez. Me gustaría hablar de la tristeza inspirada por los restaurantes malogrados (...). Nunca he encontrado palabras adecuadas para describir mi propia vida, y ahora que ya he entrado en mi historia es cuando más las necesito. Ya no me puedo quedar sentado a ver lo que pasa. A partir de ahora, todo lo que cuente estará teñido de la experiencia subjetiva de formar parte de los acontecimientos. Aquí es donde mi historia se divide, se escinde, sufre una meiosis. Noto más el peso del mundo, ahora que formo parte de él.”

Jeffrey Eugenides, Middlesex, pág. 279


Este autor fue mi lectura de casi todo el invierno. "La trama nupcial", "Las vírgenes suicidas" y luego este "Middlesex", obstaculizado por las obligaciones académicas. La novela es deliciosa, porque al pasar de generación en generación se van adorando cada uno de los miembros de la familia que se describen. Perdonamos el incesto, nos sentimos hermanadas con la recién casada, comprendemos la angustia del amante rechazado y somos, en definitiva, el protagonista que nació como mujer y se volvió ese varón tan atractivo con el correr de los años. 
Esta es otra de esas novelas-hogar, novelas-mundo que invitan a pasar una buena temporada en ellas.  
¿Cuáles son los sentimientos que describen un viernes como hoy? 
¿ICirculación adrenalínica frente al desafío y quieto resquemor a llegar fallidamente a nuestro límite
¿Confianza segura en la belleza del mundo pese a esa línea al costado del ojo derecho
¿Entrega al amor aunque 'esa' camiseta la quería estrenar yo
¿Absoluto compromiso con la tarea intelectual y clara preferencia a la procastinación con el blog?

martes, 29 de octubre de 2013

Un domingo

Dice el nene, mientras desayunamos al sol en el balcón:
- Ya merendamos en el agua, siempre almorzamos en la tierra y ahora desayunamos en el aire. Decí que en el fuego no se cena, ¿no?


sábado, 26 de octubre de 2013

Etérea (?)

Viernes por la mañana. Camino sola hasta mi trabajo. Hay sol. Me gustaría tener algo de tiempo libre. Hay que tomar decisiones. Debo tomar decisiones. Debería parar un poco. Pero ya es viernes y necesariamente se frena la semana. Necesitaría escribir un paper, leer otros. Tengo que trabajar. Recién inicia este trimestre que ya está cerrando dentro de tan poco tiempo. 
Hay poca gente por la calle. Es muy temprano. De repente cambia el ritmo de todo. Siento algo en la nariz y me da vértigo. I-bant-óbs-curi-só-lá-sub-nóc-teper-úm-bras. Algo no está en el eje correcto porque mi paso dejó de ir con el hexámetro. Recién dentro de algunos días debería ir al cine a ver esa película en la que la chica de muslos lindos flota en el espacio. Pero yo siento que ya voy flotando.  Frente a mi veo una serie de cuadraditos en perfecta simetría que forman una baldosa áspera. Gráve-suáve-sínging-sílk. Hay algo extraño que me acelera el pulso. Y no es es el verso de Beckett.
- ¡ Cómo me va a doler esto! 
Unico pensamiento antes de llegar cuan larga soy al piso. 
No me equivoqué ni una pizca.  

sábado, 3 de agosto de 2013

Ella ya no me quiere

"Ella ya no me quiere" fue todo lo que pensé y salí corriendo. Ella era mi mejor amiga de ese entonces, un lejano cuarto grado de la escuela primaria. No logro recordar los particulares, pero yo me había enterado de que yo ya no era su favorita, de que ese lazo eterno que vinculaba a las mejores amigas de la infancia, había desaparecido. Creo que venía con el corolario de que ya no se sentaría conmigo en clase o que no jugaría conmigo en los recreos.
Salí corriendo desde el fondo del patio hacia adentro del colegio (hace unas pocas noches, en sueños, recordé ese patio y unos pasillos internos más intrincados: en esencia, ese era el escenario). Pasé las baldosas grises que pertenecian a la parte descubierta, y llegué a los mosaicos color bordó del patio interno: al fondo, las puertas de los baños de niñas y niños, un bebedero de pulsador intrigante que sólo rara vez funcionaba. 
Los dos patios estaban separados por una puerta enorme, con hojas de metal que siempre estaban abiertas. Al pasar a la carrera al lado de una de ellas, sentí un golpe seco en el brazo izquierdo con un dolor que en seguida me subió por el cuello y me nubló la vista. Me desmayé.
Cuando volví en mí, sentía la misma desesperación, un dolor más moderado en el brazo y una terrible vergüenza por estar rodeada de maestras y alumnos.

Tal vez la desesperación infantil tenga una locación cercana a la contemplación fascinada de la que hablaba, atontado, Stendhal.



Estuche semejante al de una de las fotos escolares de la infancia.
 . 

martes, 30 de julio de 2013

La novia de la que comprará las flores por sí misma

"Sally sale de la tienda lo más aprisa que puede y se encamina hacia el metro de la calle Setenta y Ocho. Le gustaría volver a casa con un regalo para Clarissa, pero no se le ocurre ninguno Le gustaría decirle a Clarissa algo importante, pero n encuentra la frase. Te quiero es bastante fácil. Te quiero se ha convertido en una fórmula casi corriente, que se dice sólo en aniversarios o cumpleaños; o también espontáneamente, en la cama o en la cocina o hasta abordo de un taxi, donde alcanzan a oírte taxistas extranjeros que creen que las mujeres deberían caminar tres pasos detrás de sus maridos. Sally y Clarissa no se escatiman cariños, lo cual, por supuesto, es bueno, pero ahora Sally descubre que quiere llegar a casa y decir algo más, algo que no sólo trascienda la dulzura y el consuelo sino que vaya mucho más allá de la pasión. Lo que quiere decir guarda relación con todas las personas que han muerto; tiene que ver con la conciencia que tiene de una buena suerte inmensa y de una pérdida inminente y devastadora. Si algo le sucede a Clarissa ella, Sally, seguirá viviendo pero no sobrevivirá, exactamente. Lo pasará muy mal. Lo que quiere decir tiene que ver no sólo con la alegría sino con el miedo constante y cerval que constituye la otra mitad del júbilo. Soporta el pensamiento de su propia muerte, pero no el de la muerte de Clarissa. Este amor que se tienen, con su domesticidad tranquilizadora y sus silencios fáciles, su permanencia, ha uncido a Sally a la maquinaria de la mortalidad misma. Ahora existe una pérdida que es inconcebible. Ahora hay una cuerda que ella puede seguir a partir de este instante, en que camina hasta el metro, y a  lo largo del día de mañana y el día siguiente y el siguiente hasta el final de su vida y el fin de la vida de Clarissa."

Michael Cunningham, Las Horas, Barcelona, Quinteto, 2005. Pág. 175


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Me gusta esta novela porque me gusta Virginia Woolf, entre otras buenas razones. Aquí Cunningham retoma escenas de la vida de Virginia Woolf, de una mujer que lee "Mrs Dalloway" y de una tal Clarissa Vaugham, a quien también llaman Mrs Dalloway, novia de Sally. En el comienzo de "Mrs Dalloway" la protagonista, Clarissa Dalloway, va a dar una fiesta y anuncia la célebre frase: "I will buy the flowers myself" ("Iré a comprar las flores yo misma")

Le regalé la novela a mi esposa hace unas semanas y la llevó para leerla durante las vacaciones. La última tarde (entraba un sol precioso por la ventana desde la que se veían los árboles y el río), se me acercó con el libro en la mano y me pidió que leyera el final de uno de los capítulos. Leí esto, o mejor dicho, lo releí, porque había leído la novela por trabajo en el '98. La primera vez no me había detenido en este pasaje. Ahora, lo transcribo.

miércoles, 12 de junio de 2013

Cristales como peras en una rama de olmo

Stendhal habla del amor en un ensayo interesantísimo. En él plantea que si se deja  una rama seca y carente de todo atractivo durante unas semanas en una de las minas de sal de Salztburgo, al volver a recogerla aparecerá reluciente, enjoyada por los mínimos cristales traslúcidos de sal que se habrán depositado sobre ella. Tal es el proceso de cristalización también aplicable al amor.

La cristalización calca, entonces, ese procedimiento de la naturaleza y hace que el objeto amado sea descubierto en una inacabada serie de perfecciones. De la rama seca al diamante. De la persona que hasta hace poco tiempo resultaba desconocida, al único ser humano que sería capaz de completar a un corazón solitario, al alma gemela que  comparte  códigos y que es capaz de ser intérprete y traductora de los sentimientos del otro, la belleza inadvertida hasta ayer nomás porque te juro que nunca le había prestado atención...

El ensayo es más amplio y habla de los diferentes estadios del amor  (pensar en, desear ser correspondido, dudar). Ortega y Gasset se ha encargado de hacerle más de una crítica, en un planteo razonable: llama la atención qué aplicable resulta  para todos los casos de encuentro-automático-del-amor-de-la- vida. Su reflexión inicial es absolutamente criteriosa: eso no es amor. 

Un ensayo que debería hablar del amor habla sólo del enamoramamiento, de algo epidérmico u hormonal. Stendhal no habla de responsabilidad, confianza, paciencia,  entrega, respeto y todo el resto de los ingredientes necesarios para poder pasar de esa etapa de cristalización a comenzar a construir un verdadero vínculo con otro adulto. Encargarse de lo menos espectacular (tan respetable en Stendhal quien declaraba haberse desmayado por no soportar la contemplación de lo bello en su punto culminante), pero que también hace que no se quiera vivir sin quien acompaña en la vida. Aunque eso sería tema de otro tratado.

domingo, 9 de junio de 2013

Los léxicos de la familia

Si cada casa es un mundo, cada mundo tiene su idioma. Cada casa tiene su léxico familiar. Yo, como el resto de los mortales, crecí escuchando ciertas expresiones que yo creía, en mi infancia, universales y con el correr de los años descubrí que sólo aplicaban dentro las cuatro paredes que marcan el límite de lo cotidiano.
Un abuelo que había crecido en el campo decía, cada vez que había hecho una pregunta un poco obvia o de difícil respuesta un: "Yo pregunto, si la manteca es unto". Si yo andaba por la casa con el pijama medio caído, era que yo llevaba el pantalón "por las verijas".
De mi padre me quedó el vocativo "corazón" en las frases de cariño. 
Mi madre era profesora de inglés y, si bien me había adiestrado medianamente en esa lengua desde pequeña, el uso más particular que hacía de ese idioma tenía que ver con marcar el estado de su hartazgo. Segundos antes de querer matarme por alguna travesura mía, yo sabía que "el horno no estaba para bollos" porque ella acompañaba su pedido de que me calme, la termine, me calle, con un "please". De no acceder a un pedido tan extremadamente polite, sabía que "ardería Troya" en un segundo más.
Hacer las cosas sin ganas, sin poner cuidado era hacer todo al "tun-tun" o a lo sumo "a la birulí". Hacerse el desentendido era "hacerse el chancho rengo". Desde el campo de las malas palabras, un idiota era un "bolas tristes" y existía el enjendro de tarado y estúpido: "tarúpido". Hace años que dejé de escucharlo. No prestar atención o estar pensando en otra cosa era "estar en babia" (tuve que buscar cómo se escribía).
Todo lo encomillado pertenece a ese léxico familiar que conservé conmigo.
Hoy en día, hay un "ah, bué", marca registrada de mi suegra y adoptado por todos (indispensable pronunciar la u lo más gutural posible y la e, a continuación abierta) que significa que lo escuchado está más allá de toda discusión, que suena tan ridículo que no se puede decir nada más sobre el tema. El fastidio por la insistencia del otro se marca con un leve pataleo y un "pero qué pesado/a" (indispensable arrastrar un poco la s y pronunciar haciendo trompa). Frente a una sorpresa que no nos convence demasiado, se suelta con galanura un "oh, la lá" no exento de ironía abaritonada. Le damos énfasis a lo que sea por medio de un enjendro de prefijo "requeterecontra" whatever. Nos entusiasmamos mostrando la magnitud de algún hecho diciendo que es "bestial" (aplícase habitualmente a goles de media cancha o similares). Muy poca cantidad de algo, de leche, por ejemplo sería un "trrr de leche". La falsa modestia frente a algún logro (la excelencia del puchero, digamos en mi caso) se camufla con un "está mal que lo diga yo pero...".
El más simpático, y tal vez más alarmante, podría corresponder a que la gata habitualmente termina siendo retada con el nombre de la nena y la perra con el nombre del nene. Un último detalle es que a la gata se le habla en lo que denominamos idioma gato: o sea,el castellano de siempre que usamos para decirle las tenerezas obligadas pero en un tono más nasal y usando las vocales más abiertas. Escucharnos es un viaje de ida, porque más de una vez ha sobrevenido en público la pregunta de "¿por qué estás hablando en 'idioma gato' si la gata no está?"... Pero con estas cosas ya deberíamos hablar de patologización del lenguaje y no de lexicografía familar.

Wordle: léxico

viernes, 31 de mayo de 2013

Dónde pasar el invierno...



Hace unos meses hablábamos con las amigas de las relaciones entre mujeres.
Chechu que se destaca por ser muy criteriosa y creativa tanto en la vida como en la fotografía, me mandó poco tiempo después este fotomontaje de su factura. 

miércoles, 24 de abril de 2013

Matrimonio para todos

Desde el Bois de Boulogne hasta Danfert Rocherau desfilaban caravanas y caravanas de autos y colectivos repletos (hubo que dejar pasar unos cuantos hasta poder subir). Todas las bienpensantes familias tipo francesas habían sido convocadas por la Iglesia para manifestar en contra de lo que era el proyecto de ley que admitiría le mariage pour tous. 
Muchas madres-como-dios-manda empujaban cochecitos de bebés de los que colgaban carteles que decían: "Fait par maman et papa" ("Hecho por mamá y papá"). No escatimaron delicadezas al estilo de: "Il y a pas des ovules dans tes testicules" ("No hay óvulos en tus testículos"). O bien: "Normalité= Legalité" ("Normalidad= Legalidad").
Esto sucedió a mediados de enero de este año. Se prometía una contramarcha para fines de mes. Vimos un cartel anunciándola en un bar de osos, cerca del Pompidou. El lema resultaba mucho más tranquilizador: "Legalité =Egalité" ("Legalidad= Igualdad")
Pero la iglesia volvió a montar a sus seguidores "mami-papi" en sus micros e inundaron una vez más París. 
Y así las cosas.
En el día de ayer, Francia sancionó la ley: es ley el matrimonio igualitario.


Carteles defendiendo la ley, pegados frente al Hôtel de Ville
el día de la manifestación de los contras: "La normalidad (felizmente) no existe".
"Máscara del matrimonio sin sexo determinado"



miércoles, 10 de abril de 2013

En el colegio

Reunión de padres en el colegio del nene. Asistimos. Ha comenzado primer año de la escuela secundaria. Colegio nuevo, compañeros nuevos. Nuevos ritmos. Escuchamos presentaciones y recomendaciones. Como la escuela es decididamente copada, después de la reunión nos ofrece en el patio una cena de empanadas y vino para que podamos conocernos y charlar entre nosotros.
Nos quedamos primero conversando un poco con una de las coordinadoras. Se acerca una mamá, se presenta: ella se llama Cecilia. Nos da charla. Primero me pregunta la madre de cuál niño soy. Gran desconcierto cuando le pregunta a mi esposa y ella responde dando el mismo nombre del mismo niño. Aclara luego que ella es la mamá; yo, la madrastra. No sé si este último es el término más justo, pero por ahora nos ha ido dando resultado.
Cecilia ni se mosquea al escuchar nuestro relato. Es lo más normal para todos. Al instante nos presenta a otra mamá. Ellas ya se conocen porque sus dos hijos varones ya habían hecho la primaria juntos . Nos saludamos. Pasamos por lo de madre-madrastra. Ella escucha lo más tranquila. Sonríe. Cecilia dice que hay un tercer compañero de primaria de sus hijos  que también se cambió a este colegio. Y que, además, tiene dos papás. Muy sonriente, se propone presentarnos. Nos acercamos empanada y vaso en mano. Nos saludamos. Charlamos de los chicos, del paso importante que supone que comiencen la secundaria. Decimos que hay muchas familias con dos padres o dos madres, es verdad, hay muchas. Y que menos mal que nosotros estamos acá para poder decirlo.
Estamos contentas, estamos más tranquilas. Nuevamente recibimos una grata sorpresa, como la del año pasado, cuando la profesora de Artes Visuales nos recibió en la reunión de padres diciendo que ella también era lesbiana.


Habernos constituido como una familia con niños siendo dos mujeres muchas veces ha resultado un lugar muy solitario. Vemos que con el paso del tiempo, se va haciendo camino al andar.

jueves, 14 de marzo de 2013

De lo que responde un argentino post cónclave

Uno: - No lo podía creer. Además de Máxima, esto ahora. Por lo menos, vamos recibiendo algún reconocimiento en el mundo.

Dos:- Ahhh, lo de la dictadura... Y bué. Seguir con eso es de esas mentes que no pueden procesar el pasado...

Tres (miembro de la Curia. Hoy por la radio): -El es, ante todo, un ser humano con sus aciertos y desaciertos. Nunca le faltaría el respeto a nadie. NO se lo ha faltado ni lo hará jamás. Lo dicho en el momento tan delicado sobre el matrimonio de homosexuales, fue dicho en un ámbito de discusión exaltada (1). El ha hablado con homosexuales. Puede mantener un diálogo con ellos.

Cuatro: - Yo me preocupé por eso de que era un entregador más de la época de la dictadura. Pero después Pérez Esquivel dijo que no y, la verdad, eso me re-tranquilizó.

Cinco: -Para mí es un orgullo esto. La iglesia nunca va a estar de acuerdo con que haya gays. Así que, no te podés agarrar de eso que dijo sobre los gays que son como enviados del demonio...

Seis: - Yo tenía esperanzas de que nos pudieran elegir a nuestro candidato. Es un triunfo para todos nosotros. Imaginátelo dando la gurbi et orbis (2) desde Plaza de Mayo...

Siete: -No habló en castellano, pero con ese italiano perfecto (3), nos hizo quedar bárbaro frente a los tanos.


1. Las expresiones que denostan a las personas homosexuales aparecieron en una carta, lo cual descartaría el acaloramiento de lo espontáneo del discurso.
2. Urbi et Orbi. (dativo singular de tercera declinación, por eso termina en -i): para la ciudad y para el mundo. "Orbis" es una marca argentina de calefones. "Gurbis" es un invento.
3. Es curioso cómo quien no habla un idioma se cree en capacidad de juzgar su correción sintáctica, fonética, etc. ¿Alguien notó el tutte en lugar de decir tutti

sábado, 9 de marzo de 2013

Iniciático

El nene comenzó primer el primer año de la escuela secundaria.
La noche anterior le dimos todo el instructivo correspondiente: las materias, la vida, las responsabilidades, las carpetas, blablabla.
En la mañana del gran día, al ir a darle un beso y decirle la palabra cariñosa de siempre me frenó con un:

-Hoy empiezo la secundaria. No me podés seguir diciendo bichiño. Ahora me tenés que decir bicho.

viernes, 8 de marzo de 2013

La isla

En el año 2007 fui por primera vez a Perú. En el mismo año y por el  mismo viaje me compré mi primera cámara digital. No fui una pionera al respecto. Largué la Pentax con sus rollos de película para comprar la primera Canon con tarjeta SD. No sería la última. 

El viaje había comenzado en La Paz. Iría a Macchu Pichu y terminé subiendo a una avioneta-cáscara- de- nuez para sobrevolar las líneas de Nazca. No sé si fueron hechas por extraterrestres, pero sí deberían estar patrocinadas por Dramamine.En Arequipa conocí a un cavaller, a quien reencontraré en alguna cena en algún lugar del mundo.
Esta foto fue sacada en la Isla del Sol, el el Lago Titicaca. El barquito me había dejado en el punto norte de la isla y tenía que llegar en un par de horas a la amarra norte, donde vendría a buscarme nuevamente el mismo barco para regresar a Copacabana.
El camino era largo y, si bien, no hacía calor, el sol caía a plomo amenazando con secarme las molleras. Yo estaba contenta. Muy contenta.  Caminé por una hora y media por un camino delimitado por piedras. Llegué antes que el barco a la amarra y me encontré con un gatito pelirrojo que dormía entre las telas que vendía un artesano.
Hoy en día, cada vez que me pongo a correr, en mi mente en blanco aparece ese recorrido por la isla. A veces, es menos que un recuerdo y es sólo esa sensación de querer llegar. La más de las veces, es esa imagen tan presente...
Encontré esta tarde la foto por casualidad. Aqui está.








viernes, 15 de febrero de 2013

Del amor (París -Marsella)

Uno de los más hermosos libros que hablan acerca del amor que yo haya leído, probablemente, no sea un libro de amor. Es un diario de viaje escrito a cuatro manos. Julio Cortázar y Carol Dunlop deciden hacer del trayecto de autopista París -Marsella un viaje en sí mismo y van parando en cada una de las áreas de descanso (una por día o casi: sesenta días-setenta paradores), acampando en ellas en una autocaravana, estrecha pero solidaria (evidentemente eran otras épocas: hoy en día e pasar una noche en un air de service los hubieran desvalijado antes de llegar a Villiers).

Porque este es un libro sobre el amor, no habla sólo del amor de pareja, sino que también está presente el amor por viajar, el amor a la escritura, el amor de los amigos.

Ayer fue San Valentín. Poniendo como tema el amor, para muestra, el botón de lo escrito:

Donde se procura explicar, como si ello fuera posible, la felicidad


Pero no por eso vamos a renunciar a las reglas del juego. Con la misma rapidez de siempre alzamos el fuelle de tela que forma el techo, instalamos las reposeras sobre la parte metálica que lo completa, verificamos el nivel horizontal del refrigerador y, como haciéndole un corte de manga a la fealdad del paradero, abrimos la cama y tendemos las sábanas, prontos a una venganza más bien íntima. Ya no vemos autos, ni siquiera el Super-tren TGV que pasa como un avión a reacción a muy pocos metros de Fafner. Ahora hay un aposento cuya luz tamizada va bajando a medida que el cielo se cubre y se empiezan a gruñir los truenos. Un aposento que se transforma en uno, en todos los refugios clandestinos del amor. El cielo se oscurece cada vez más, la lluvia golpetea en el techo, pero nosotros ya estamos lejos; y la llama piloto del refrigerador, si alcanzáramos a verla, podría muy bien ser el fuego de una chimenea en una gran cámara medieval escocesa en la que hubiéramos buscado refugio ante la proximidad de la tormenta; Fafner se abre como nos abrimos nosotros el uno a el otro, deja de ser ese espacio simpático pero estrecho en el que hay que calcular los gestos y movimientos para no golpearse un codo o darle un puntapié al otro o volcar la caja de huevos o el transistor. No: se despliega campo inmenso y vibrante; cómplices son esos tabiques que ceden a nuestros gestos sin romperse y asociado íntimo este techo que se alza infinitamente cuando nuestros deseos exigen más lugar del que Fafner puede ofrecernos normalmente. Ya más de una vez habíamos comprobado que nuestros abrazos no lo dejaban indiferente.


  Fafner, dragón del ciclo wagneriano, es el nombre que le dan a su autocaravana.
Los sillones serán llamados "horrores floridos" 


domingo, 3 de febrero de 2013

Viajar con la casa a cuestas

Unos 12 m2. Blanca con la trompa azul. Dos baterías. Una interna y otra externa. Tres hornallas. Ducha, lavabo, inodoro. Siete luces y una de "marquesina" que rodea la puerta de entrada. Escalón que funciona "a botón" y permite bajar con más comodidad. Toldo. Motor 2.3. Carga 120 litros de agua potable. Heladera. Freezer. Dos garrafas de gas. Conexión a 230 voltios. Calefacción independiente (bajo cero afuera, 21° adentro). Cama litera doble. Dos claraboyas.  Muebles de cocina como los que secretamente querría tener en mi casa. Cuatro cajones con seguro para que no se abran durante la marcha. Kit-cocina bonificado. Termo de tamaño ideal que permite hacer el café temprano, con el desayuno y llevarlo a al cabina para ir tomándolo mientras dure el viaje.

Ese fue nuestro hogar por algunas semanas. Hubo que aprender lo básico: cuándo y cómo cargar agua, moderar el uso del gas y la luz. Sentirse un poco a merced de la naturaleza: sentir el viento en un descampado y pensar en "Twister", ver la lluvia o la nieve desde las claraboyas estando metidas en la cama y tapadas hasta las orejas.Cocinar. Llegar agotadas al final de un día de caminatas interminables pensando en que volvíamos a casa: la sopa, la copa de vino mientras se termina de preparar un plato de algo caliente que, a esa altura del partido, siempre parecía lo más rico que comí en mi vida.

Hicimos cerca de dos mil kilómetros por tierra y aprendimos a cargar nafta y entendernos con los sistemas de pago de las autopistas (muchas veces quedábamos más abajo de los camiones pero mucho más arriba de los autos en el momento de pagar, no en todos los países se aceptan tarjetas de crédito sin chip, etc. ). 

Fueron vacaciones, sin duda. Fue luna de miel, obviamente. Pero también fue una experiencia para hacer, al menos, una vez en la vida.


Dethleffs, Globebus T1. Detrás, Carcassonne.


sábado, 19 de enero de 2013

Políticas extrañas de otras sociedades (II): ovarios y testículos

La misma sociedad que se saluda con buendía-buenastardes-buenasnoches cada vez que se ve y que desea buena jornada, buen fin de semana, buen año cada vez que se despide tiene otras conductas mucho menos civilizadas.
El domingo pasado toda la Francia católica apostólica etc se reunió en tres puntos neurálgicos para el ingreso a la ciudad de París y se dirigieron (bloqueando el tránsito de media ciudad) hasta los Champs de Mars. se dice que la iglesia financió cerca de 900 buses para que la buena gente pueda drenar su indignación frente al proyecto de "marriage pour tous", equivalente a la ley de matrimonio igualitario que sancionó la Argentina en el 2010.

Los lemas de la manifestación son, cuanto menos, falaces:

* No al proyecto de ley "Matrimonio y adopción para todos".
* No a la homofobia y a todas las formas de odio y discriminación.
* El "Matrimonio para todos" es el "Matrimonio homosexual impuesto a todos".
* El "Matrimonio para todos " es el fin de la genealogía para todos.
* El "Matrimonio para todos" conducirá inevitablemente a la "procreación científica para todos".
* El matrimonio civil H/M  (hombre/ mujer) y la filiación MPH (madre/ padre/ hijo) son la legalidad y la justicia para todos.
* El pueblo francés debe movilizarse por los niños y su futuro... y por nuestra humanidad constituida por las relaciones entre hombre y mujer.

Tales supuestas verdades, comenzando por el alegato contra la discriminación, se vieron refrendadas por carteles con argumentos inteligentes y sutiles de este estilo:

Cartel tirado al pie de la torre Eiffel: "No hay
óvulos en los testículos"


En el centro de la ciudad aparentemente no estaba pasando nada. No hubo contramarcha (esté siendo organizada para el 27 de enero *, con el lema mucho más razonable de ILLEGALITE) pero sí, para el ojo que estuviera dispuesto a mirar, aparecieron una serie de carteles que hablablan de la vergüenza para la República Francesa que postulaba libertad, igualdad y fraternidad, el respeto a la diferencia y la tolerancia.
El presidente Hollande sostuvo que la ley se discutirá en el parlamento y no en la calle. Esta buena gente dice haber llevado un millón de personas. La gente pensante sostiene que Francia no puede quedar al margen de la historia y negarse a la sanción de una ley que respalde a las parejas homosexuales y a las familias homoparentales.

Sobre la salida del metro frente a la municipalidad de París:
"La normalidad no existe (felizmente)"

* Hay manifestación de apoyo en Argentina, en Plaza Francia con convocatoria en Facebook: http://www.facebook.com/events/414408948639571/

Políticas extrañas de otras sociedades (I): en el 244

Si a Usted le parece, cierro. No, por favor, faltaría más. No me molesta en lo más mínimo. Bueno, como Usted desee. Si le parece, podríamos dejar apenas unos centímetros abierto así entra un poco de aire, pero no llega a pasar el frío. Además, todavía es primavera, el ambiente no se pone pesado por más que estén las ventanillas cerradas. No, no... Es verdad, este año ha sido benévolo. Poca nieve en invierno, seguramente no tendremos un calor agobiante. En fin, si no le resulta molesto, apenas dejaría entreabierta la ventana, al menos para que entre un poco del perfume del césped, de los árboles que ya vamos llegando al Bois de Boulogne.... Sí, me encanta pasar por acá cada mañana. Después ya arranca todo el día de trabajo y esas cosas. ¿Desde acá? El metro, después. Hasta La Défense. Dos estaciones. Poca cosa. Pero ya eso ya es estar en la ciudad.  Casi no entró frío, ¿verdad? No sé cómo se me ocurrió abrir la ventanilla sin pedirle antes permiso. Por lo menos, me dio motivo para hablarle. Espero volver a encontrarla. ¿Sólo los lunes y jueves? Sería tan lindo poder volver a verla. Si viaja a esta hora, seguramente vamos a volver a coincidir.

"No saque los brazos al exterior de coche. APERTURA Y CIERRE DE VENTANILLAS: Usted puede abrir y cerrar las ventanillas a voluntad. En caso de desacuerdo con otros pasajeros, tendrá prioridad aquel que desee cerrar la ventanilla"