lunes, 6 de agosto de 2012

Todas pensamos en Chavela

Si tienes un hondo penar: piensa en mí...


Ayer murió Chavela Vargas. Había decidido volver a México a pasar sus últimos días. Murió en la misma coherencia y aceptación de sí misma en la que vivió: pidió que, padeciendo las deficiencias múltiples que padecía, no se realizaran con ella las llamadas medidas heroicas. No habría resucitación posible a sus 93 años, sólo la extensión de la agonía.
Dicen que extendía la mano para verificar la compañía cercana de una amiga y pidió que le quitaran el oxígeno para decir que se moría con su México.
Todas pensaremos en Chavela, porque ella se supo decir lesbiana en un mundo en el que no había lesbianas, redes sociales, Internet ni leyes que protegen y dan derechos.
Frente al pesar de la juventud, el desconocimiento y la incomprensión, Chavela Vargas se nos presentó como un faro.Ese era el camino y ella fue una de las pocas que lo quiso señalar para las generaciones que la seguiríamos.
Sus palabras:

"Yo he tenido que luchar para ser yo y que se me respete, y llevar ese estigma, para mí, es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego. He tenido que enfrentarme con la sociedad, con la Iglesia, que dice que malditos los homosexuales… Es absurdo. Cómo vas a juzgar a un ser que ha nacido así. Yo no estudié para lesbiana. Ni me enseñaron a ser así. Yo nací así. Desde que abrí los ojos al mundo. Yo nunca me he acostado con un señor. Nunca. Fíjate qué pureza, yo no tengo de qué avergonzarme... Mis dioses me hicieron así."

6 comentarios:

talita dijo...

brindé con un chupito de ron cuando me enteré de la noticia. fue lo único que me salió hacer.

Fiamma dijo...

Talita: dignísimo. ¿Te acordás cuántos litros decía ella que había bebido? Creo que eran 45.000 o algo así. un beso

encantada dijo...

Grandísima. Como dices, se nos ha apagado un faro; ahora tendremos que seguir solas... :)

W. Von Dunajev dijo...

Ayer leí esto que escribió Pedro Lemebel en Radar y pensé que le gustaría:¿Qué quieres que te deje de recuerdo?”, le preguntó Chavela a la vedette, con la voz temblando como flama. “Si quieres, te dejo mi sarape. Si quieres, te dejo mi libro de cabecera o mi guitarra, que me acompaña desde siempre.” “No me interesa nada de eso”, dijo la mujer displicente, con una chispa perversa en el fondo de sus pupilas. “En realidad casi nada”, agregó después, acariciando las trenzas que bajaban por la espalda de Chavela como serpientes de ébano. “Si quieres mi pelo... te lo dejo”, musitó la cantante con serena tristeza.

Y cuando Chavela se dio el tijeretazo, sus trenzas vivas gotearon la negra hemorragia del equivocado amor. Luego se fue, sin una caricia, sin un beso, caminando tranquila, serena, sin volver la cabeza..."
Un beso.

Anónimo dijo...

Respecto a su visibilidad, la respeto.
Pero en cuanto a su trabajo como "artista" no estoy ni estaré conforme: en ese sentido fué más bien oportunista.
Mar.

Fiamma dijo...

Encantada: queda el registro de su voz, que no es poco. De su militancia, quedará sólo el recuerdo. Un beso

W. Von Dunajev: leí el artículo en Radar también. Así como me había sorprendido lo que leí en los diarios de S. Sontag, me quedé pensando en la sumisión de esta Chavela que entrega sus trenzas por ese amor no correspondido. Esas entregas totales y sin sentido...
un beso

Mar: me parece que como compatriota tenés más datos que yo sobre ella. ¿Nos contarías? Un abrazo