En el año 2007 fui por primera vez a Perú. En el mismo año y por el mismo viaje me compré mi primera cámara digital. No fui una pionera al respecto. Largué la Pentax con sus rollos de película para comprar la primera Canon con tarjeta SD. No sería la última.
El viaje había comenzado en La Paz. Iría a Macchu Pichu y terminé subiendo a una avioneta-cáscara- de- nuez para sobrevolar las líneas de Nazca. No sé si fueron hechas por extraterrestres, pero sí deberían estar patrocinadas por Dramamine.En Arequipa conocí a un cavaller, a quien reencontraré en alguna cena en algún lugar del mundo.
Esta foto fue sacada en la Isla del Sol, el el Lago Titicaca. El barquito me había dejado en el punto norte de la isla y tenía que llegar en un par de horas a la amarra norte, donde vendría a buscarme nuevamente el mismo barco para regresar a Copacabana.
El camino era largo y, si bien, no hacía calor, el sol caía a plomo amenazando con secarme las molleras. Yo estaba contenta. Muy contenta. Caminé por una hora y media por un camino delimitado por piedras. Llegué antes que el barco a la amarra y me encontré con un gatito pelirrojo que dormía entre las telas que vendía un artesano.
Hoy en día, cada vez que me pongo a correr, en mi mente en blanco aparece ese recorrido por la isla. A veces, es menos que un recuerdo y es sólo esa sensación de querer llegar. La más de las veces, es esa imagen tan presente...
Encontré esta tarde la foto por casualidad. Aqui está.
2 comentarios:
me dio una nostalgia que ni te cuento, porque hice ese camino sola sin amigos y lo completé cruzándome con dos ushuaienses. llovía y salía el sol. y era tan linda la soledad.
Talita: se ve que a vos también te dejó huella! Combina lo lindo de la soledad con esa satisfacción que da el nomadismo (porque se llega a esos lugares con la mochila colgada y haciendo camino). Beso
Publicar un comentario